Carmen Berges
Se ha dicho que las acuarelas de Carmen Berges poseen el canto poético de la naturaleza, de los días soleados, del crepúsculo, el rocío, la niebla, la sensibilidad y la pasión de su paisaje interior; y es que Berges concibe el arte como un espacio donde expresar su universo, sus sentimientos y su mundo de luz. Por eso en la composición de sus cuadros se percibe un exquisito sentido cromático que se amplía cada vez más, su acuarela no se ha quedado en el paisaje, ha tocado todos los temas hasta llegar a un expresionismo de ejecución insinuante y sutil, a la depuración de las formas, del color y la luz que bordea el abstracto.
Para la artista, la acuarela es un proceso progresivo de depuración y que ella ha llegado a la esencia; su arte tiene esa seducción especial llena de lirismo, de sensaciones lumínicas que se convierte en el eco de su voz, en esa música que transciende de la quietud de sus paisajes, como el silencio o el movimiento a punto de reanudarse, esa pausa donde la música se queda suspendida, el instante que se vuelve perenne.
Sin duda las acuarelas de Berges son como ventanas a esos paisajes imaginarios de caminos claros y horizontes de luz, un lugar de encuentro donde el espectador se une a la autora.